«Ya han pasado casi dos meses desde que comenzaron las clases y pensé que sólo era cuestión de tiempo, que se adaptaría, y que en unas semanas ya no reaccionaría de esta manera. Se queja de dolor de tripa, de cabeza, e incluso vomita. Cuando nos vamos al colegio  comienza a llorar, grita, patalea y se pone rígido para que no le agarre. Si dejo que se quede en casa, enseguida cambia de cara y se pone un poco mejor, pero si le obligo a ir al colegio, la situación empeora hasta llegar  a la puerta del centro».

«Está mucho más triste, aunque cuando llega el fin de semana mejora. Lo peor llega el domingo, cuando hay que preparar la mochila para el día siguiente. Comienzan de nuevo los llantos, gritos, dice que no quiere ir, que no le gusta. Algo similar ocurre por las tardes cuando nos ponemos con los deberes, no quiere hacerlos y si me pongo a su lado para que trabaje parece tranquilizarse, pero siempre rechistando y diciendo que no entiende lo que tiene que hacer, que no sabe hacerlo, hasta que rompe a llorar y se levanta de la silla. Evita tener que hacer las tareas, y muchos días las tiene que llevar sin terminar».

«La profesora me ha dicho que no me preocupe, que es normal, que a todos los niños les cuesta adaptarse al comienzo del colegio después de las vacaciones y que debo darle un tiempo. Pero yo estoy muy preocupada  porque veo que lo está pasando muy mal y falta mucho a clase”.

fobia escolar

La Fobia Escolar es un trastorno caracterizado por la incapacidad total o parcial del niño de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto de la situación escolar.

El hecho de acudir al colegio produce en el niño angustia anticipatoria justo antes de salir hacia el centro, o bien la tarde antes, con un aumento de síntomas de ansiedad al anochecer. Esta angustia puede acompañarse de un cuadro de ansiedad caracterizado por nauseas, vómitos, diarrea, cefaleas, dolor abdominal. Sentirse así hace que el niño trate de evitar por todos los medios acudir al colegio, permaneciendo en casa bajo el consentimiento de los padres.

Los primeros síntomas que hacen sospechar que el niño puede estar sufriendo este miedo a ir al colegio, y que debemos vigilar con cautela, serían:

  • A nivel físico suele aparecer sudoración en las manos y en el cuerpo, tensión muscular, vómitos diarrea, alteración en la alimentación y en el sueño.
  • Temor a todo lo relacionado con estar en el colegio, sin poder especificar a qué. Este temor desaparece cuando llega del colegio, pero reaparece al día siguiente cuando debe acudir de nuevo.
  • Aparecen conductas negativas por ejemplo, alterándose mucho si se le obliga a vestirse y desayunar antes de irse al colegio, y si permanece en clase, su conducta puede no ser la adecuada.
  • Todos estos síntomas no aparecen los fines de semana ni en época vacacional. Se reactivan de nuevo cuando el niño debe volver al colegio tras estos periodos no lectivos.

Normalmente el niño no expresa abiertamente el miedo a ir al colegio, pero la negativa a ir y la presencia de los síntomas anteriormente propuestos, hacen sospechar este diagnóstico.

Debemos distinguir el problema de la Fobia Escolar anteriormente descrito, del llamado Trastorno de Ansiedad por Separación, ya que ambos puede llegar a confundirse por la similitud de síntomas presentados.

En el Trastorno de Ansiedad por Separación, el miedo que presenta el niño se produce cuando se encuentra alejado del hogar o de las personas de apego con las que se encuentra más vinculado. La asistencia al colegio supone para el niño el alejamiento de sus seres queridos durante horas, por lo que numerosos niños con ansiedad por separación se niegan a ir al colegio por miedo a separarse de ellos y  que sus padres o figuras de apego desaparezcan o sufran algún daño. Se niegan a permanecer fuera del hogar, ya sea por asistir al colegio, ir a casa de amigos, a excursiones en las que tenga que dormir fuera, e incluso a quedarse sólo en casa.

En cambio, los niños que sufren Fobia Escolar centran su miedo en el fracaso académico, suspender o repetir curso, en las burlas de los compañeros o regañinas de algún profesor, o en ocasiones aparece un miedo a todo lo que tiene que ver con el ámbito escolar en general.

También debemos distinguir a los niños que pueden presentar Fobia Escolar, de los que hacen novillos o no asisten a clase porque se aburren, no comprenden las explicaciones de los profesores o no tienen ganas de trabajar. En este caso el niño no se resiste a ir a la escuela, sino que finge estar enfermo para no acudir. En muchas ocasiones, si asiste al colegio puede llegar a escaparse, pero no regresa a casa como haría un niño con miedo al colegio, sino que permanece por ahí sin mostrar ningún tipo de preocupación o angustia.

En el diagnóstico y tratamiento del trastorno de Fobia Escolar debemos intervenir en tres niveles: con el niño, los padres y el colegio. Si el niño mantiene los síntomas descritos antes durante al menos 6 meses, necesitará de una atención especial para evitar que el problema repercuta en sus estudios y en su vida personal y familiar. Previamente se debe acudir al pediatra para descartar que dichos síntomas presentados no estén relacionados con un problema físico. Una vez descartado un problema de este tipo, será un psicólogo el que diagnostique y trate la Fobia Escolar bajo unos parámetros específicos.

Para ello, se recomienda un tratamiento multimodal, incluyendo pautas educativas y asesoramiento a padres y profesores, así como estrategias conductuales para trabajar con el alumno y realizar una intervención familiar.

El primer y más importante objetivo en el tratamiento es conseguir la asistencia del niño a clase. Una vez que la asistencia a clase se regularice, lo normal es que en pocos días los síntomas de ansiedad y angustia vayan remitiendo. Retrasar la incorporación a las clases puede conllevar una complicación o agravamiento del problema. Para ello es esencial proponer un plan de acercamiento gradual al centro educativo. Se dará un adecuado asesoramiento a los padres, para que entiendan el origen del problema y la necesidad de reincorporar al niño a sus horas de clase. Se trabajarán pautas y técnicas para que tanto padres como profesores puedan manejar las situaciones en las que el niño muestre los síntomas característicos de angustia y ansiedad con los que cursa este problema en el momento de volver al colegio. La colaboración de profesores y psicólogo del centro escolar será también esencial para una buena evolución del alumno en este contexto.

Al mismo tiempo el niño deberá trabajar con un tratamiento específico para aprender técnicas de modificación de conducta que le ayuden a enfrentarse a su miedo. El entrenamiento en relajación, la exposición a esos estímulos y situaciones tan temidos, abordar los pensamientos que aparecen en estos momentos de ansiedad y angustia, aprender autoinstrucciones para dar respuestas más adaptativas cuando aparecen sus miedos. Es muy recomendable que mejore al mismo tiempo sus relaciones sociales con otros compañeros y amigos del colegio, aprendiendo de esta manera los valores de la amistad y mejorando al mismo tiempo su autoestima.

El pronóstico para este problema es positivo con un trabajo continuo en los ámbitos descritos. Normalmente el niño se reincorpora al ámbito escolar y a sus tareas en pocas semanas, mejorando de manera paulatina y gradual, previniendo también las posibles recaídas que puedan darse en este proceso.

 

 

 

4 thoughts on “MI HIJO TIENE MIEDO A IR AL COLEGIO (Fobia Escolar)

  1. Por un momento, me trajo recuerdos de mi etapa colegial, incluso hoy en día, a veces al acudir a trabajar tengo síntomas parecidos, ¿somatizo las cosas?, creo que voy a pedir cita……

  2. Siendo adultos, muchos pasamos por las mismas situaciones de ansiedad. Los motivos ahora son diferentes, pero la ansiedad es la misma por no haber sido tratada antes. Si me la hubiera tratado, ahora afrontaría muchas nimiedades de otra forma y no me afectarían tanto. Es importante hacerle frente lo antes posible.

  3. Creo que si no se trata desde la infancia, lo arrastras durante toda tu vida, y cada vez es peor. Sin duda, creo que es problema que hay que afrontar lo antes posible. Siendo adulta, todavía sufro de ansiedad.
    Pediré cita para que me valoren, pues cada vez me resulta más difícil afrontar ciertas situaciones. Además, tengo muy buenas referencias de este centro.

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